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lunes 6 mayo 2024
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El ceramista Daniel Zuloaga en Salamanca

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El ceramista Daniel Zuloaga en Salamanca

 

 EL ARQUITECTO FERNANDO DE UNAMUNO ACONSEJÓ A LA CÁMARA DE COMERCIO DE SALAMANCA QUE EL CERAMISTA DANIEL ZULOAGA REALIZARA ALGUNOS TRABAJOS

 

 

1.- Amigos y clientes de Daniel Zuloaga en Salamanca

2.- El arquitecto Fernando de Unamuno

3.- Nuevos encargos en Salamanca

 

 

1.- AMIGOS Y CLIENTES DE DANIEL ZULOAGA EN SALAMANCA

La relación de Daniel Zuloaga con Salamanca fue muy temprana. Había conocido en Cantalapiedra a Segundo Hernández, miembro de una saga familiar de alfareros que ha llegado hasta nuestros días, a quien le compraba piezas de todo tipo, desde tinajas hasta pequeños tarros, para decorarlos en su taller de Segovia. Zuloaga apreciaba mucho el barro de aquella zona, entre los pinares del río Mazores, por ser idóneo para su técnica de cerámica vidriada.

Y tuvo numerosos amigos salmantinos, como el bejarano Emilio Muñoz García, a quien relató cómo había efectuado la compra de la iglesia de San Juan de los Caballeros de Segovia para convertirla en su taller de cerámica. El maestro le reconoció que, en principio, había realizado aquella compra con fines puramente especulativos. Después, cambió de opinión. Así lo recogió Emilio Muñoz en 1921 en el semanario Béjar en Madrid, al recordar: “Me contó que aquella hermosa iglesia, aquella joya románica, le había costado mil duros. A los tres días, el Duque del Infantado le había ofrecido cinco mil por la portada solamente. En aquella sazón, necesitando él hacer unos hornos nuevos en otro lugar, le habían pedido diez mil. Hoy por nada la vendería”.

La ciudad de Salamanca siempre le atrajo, porque le proporcionaba unos modelos de personas y grupos cargados de tipicidad, especialmente en los mercados, donde se congregaban los singulares tipos de la Sierra y la Charrería. Ramón Pérez de Ayala recuerda una anécdota que sucedió en 1903 durante uno de los viajes que realizó en tren, “porque la carretera estaba imposible”, acompañado por su sobrino Ignacio Zuloaga y el pintor alavés Pablo Uranga, una chiquillada que salió publicada en el New York Herald. Por aquellos días, la prensa alertaba sobre la circulación de billetes falsos. A su joven sobrino no se le ocurrió otra cosa que difundir por el mercado el rumor de que ellos eran portadores de dichos billetes, por lo que fueron detenidos por la policía, haciéndoles permanecer algunas horas en el calabozo. Ayala concluía: “Calcúlese la cólera de don Daniel dada su irritabilidad y lo puntilloso que era”.

El insigne ceramista contaba con numerosos clientes en el campo charro. En una de las cartas de la amplia correspondencia que mantuvo con su sobrino Ignacio le decía: “Mucho me alegro que vengas y, coincidencia, cuando yo recibía tu carta ayer entraba en el taller el ganadero de Villoria de Buenamadre (Salamanca) que me compró 500 pesetas de cacharros y que me invitan a que le visite. Su hermano estuvo en Coreses cuando estuvimos, es don Amado Angoso Sánchez, simpatiquísimo, él y su señora me invitaron a su dehesa, te conoce y te esperan en la ocasión de una tienta, y hoy recibo por carta encargos de dos paneles de asuntos salamanquinos para la Cámara de Comercio de Salamanca, así que puede que te acompañe a Alba de Tormes”. (Una faceta desconocida del pintor Ignacio Zuloaga es que era novillero en ratos libres y le gustaba acudir a tientas y becerradas).

 

2.- EL ARQUITECTO FERNANDO DE UNAMUNO

En todos los trabajos de Daniel Zuloaga aparecen dos profesionales: un arquitecto y un fotógrafo. En este caso, el arquitecto es Fernando de Unamuno Lizárraga, el hijo mayor de los nueve que tuvo el Rector. Éste recomienda al presidente de la Cámara de Comercio salmantina, Andrés Pérez Cardenal, la colocación de dos paneles de cerámica en el salón de actos de la nueva sede que se inauguraría en 1918, en la plaza de Sexmeros, en la antigua Casa de la Tierra, un edificio de estilo renacentista clásico. Al mismo tiempo, le sugiere que la persona adecuada para dicho trabajo era Daniel Zuloaga, a quien había conocido en Madrid cuando éste trabajaba para su profesor y arquitecto Ricardo Velázquez Bosco en el Palacio de Velázquez y en el Palacio de Cristal del Retiro. 

El presidente cameral se puso en contacto con Zuloaga, encargándole que el motivo de ambas cerámicas fueran escenas del mercado que habitualmente se celebraba junto al puente romano, con la catedral de fondo. Además, le indica que “si en los cuadros presenta una candelaria, píntele las sayas o manteos en paño rojo de la oficialidad de infantería, que es del paño de Béjar que ellas gustan”.

Pero además, Zuloaga necesitaba la colaboración de un buen fotógrafo. El designado sería Venancio Gombau, autor de centenares de posados de Unamuno, de acreditado prestigio como corresponsal gráfico de la revista Nuevo Mundo, establecido en la calle Prior 18, quien le facilitó varias instantáneas denominadas Vuelta a la ciudad por el Puente Romano, para posteriormente ser transformadas en el barro alquímico que el ceramista conseguía en su taller de Segovia.

 

3.- NUEVOS ENCARGOS EN SALAMANCA

Como en otros lugares, los clientes de Daniel Zuloaga quedaban muy complacidos con el resultado de su exquisita labor y otros se sentían atraídos. Los encargos se multiplicaban y muchos de ellos fueron realizados por su familia tras su muerte. Así, solicitaron sus cerámicas el escritor Íscar Peyra, el obispo García Alcolea, o contratistas, como Hijo de Arsenio Andrés, constructor del Gran Hotel.

El artista dejó su impronta en numerosos edificios, como el Hospital Provincial, el actual Centro de Servicios Sociales del Paseo de la Estación, una cenefa en una casa modernista de la plaza de Santa Eulalia, otra en la fachada sur de la Casa Lis, en algunas de las cuales fue decisiva la opinión del distinguido arquitecto Joaquín de Vargas y Aguirre, gran amante del arte aplicado a la construcción.

Precisamente, esa virtud de los Zuloaga de incorporar la cerámica artística a los edificios como una pieza más de la arquitectura, fue también la causa de la desaparición de sus obras. Como ejemplo, se sabe que el constructor abulense Germán Vaquero encargó un friso de 250 azulejos para una casa de Peñaranda de Bracamonte de la que no se sabe nada. En muchos casos estas obras de arte cayeron en los derribos, víctimas de la piqueta, quedando reducidas a cascotes. No obstante, aún su sello sigue siendo perceptible en aislados azulejos de insospechados edificios de época, que exigen cierta atención para ser reconocidos.

 

 

Daniel Zuloaga dibujando un jarrón salmantino

 

Jarrón salmantino

 

Cerámicas de Daniel Zuloaga bajo las vidrieras de la Casa Lis

 

Cámara de Comercio de Salamanca. Salón de actos. Dos paneles de Daniel Zuloaga en la pared derecha

 

El pintor Ignacio Zuloaga con Miguel de Unamuno. Parque del Retiro. Madrid. 1915 (CMU)

 

 

Daniel Zuloaga en León  –  Zuloaga en León

Daniel Zuloaga en Segovia  –  La obra de Daniel Zuloaga

Exposición permanente de Daniel Zuloaga  –  Museo de Segovia

Exposición familiar de los Zuloaga  –  Los Zuloaga en Madrid

 

 

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