a
sábado 21 junio 2025
InicioIntrahistoriasMiguel de Unamuno en Bélgica

Miguel de Unamuno en Bélgica

Intrahistorias

Más vistas

Miguel de Unamuno en Bélgica

 

 

EN 1924 MIGUEL DE UNAMUNO SE TRASLADÓ POR UNOS DÍAS A BÉLGICA INVITADO POR EL POETA PAUL VANDERBORGHT Y TUVO CONTACTO DIRECTO CON LA MODERNIDAD EUROPEA

 

 

1.- La Lanterne Sourde

2.- Estancia de Unamuno en Bélgica

3.- Escasos datos de su presencia en Bélgica

4.- El Comité Rupert Brooke

 

 

1.- LA LANTERNE SOURDE

Mientras Unamuno estuvo exiliado en Francia, permaneció con su mente en España. En el café La Rotonde sólo se hablaba de las noticias patrias que iban llegando. La numerosa tertulia hispana en poco se diferenciaba de las del Café Novelty de Salamanca o la de La Cacharrería del Ateneo de Madrid. Seguía manteniendo los ataques al gobierno dictatorial y su principio de que “hay que españolizar Europa”.

Pero, excepcionalmente y por una vez en su vida, tomó contacto directo con la modernidad europea. La ocasión se la brindó La Lanterne Sourde, una revista literaria belga de vanguardia, que pronto se convirtió en un movimiento cultural que organizaba conferencias, banquetes, exposiciones, conciertos y otros encuentros en Bruselas.

Sus miembros, que se interesaban por las disciplinas más innovadoras del conocimiento, pertenecían al Círculo de Estudiantes de la Universidad de Bruselas. El nombre de La Lanterne Sourde se debe al poeta valón Charles Plisnier, un internacionalista que vivía con la esperanza de mantener una paz definitiva en Europa. Su propósito era conciliar el saber de la Universidad bruselense con las Bellas Artes y dar publicidad a las últimas tendencias dando rienda suelta a sus novedades culturales.

El poeta flamenco Paul Vanderborght fue el fundador y director de aquel grupo desde que fue creado en la Universidad de Bruselas en 1921, finalizada la Gran Guerra Europea, en colaboración con el también poeta Pierre Bourgeois. Vanderborght había cursado la enseñanza secundaria en el Ateneo de Charleroy y Filosofía y Letras en la Universidad bruselense. Hubo un tercer poeta en los inicios de la revista, René Purnal, amigo de Vanderborght a quien conoció en las aulas.

Tan pronto como los miembros de la Lanterne Sourde tuvieron conocimiento de que Miguel de Unamuno dejaba su destierro de Fuerteventura y se dirigía a París, Vanderborght hizo gestiones para que le comunicaran el lugar dónde se iba realizar la manifestación de recibimiento para asistir a ella, y en el curso de la misma le haría el ofrecimiento formal de acudir a un acto en su honor en Bruselas, junto a Henri Dumay, director de Le Quotidien, quien le había sacado de la isla. Unamuno aceptó y se trasladó a Bélgica el 11 de agosto de 1924 para una breve estancia de cinco días.

 

2.- ESTANCIA DE UNAMUNO EN BÉLGICA

Según el dramaturgo Michel de Ghelderode, al día siguiente de la llegada brindaron un homenaje a Unamuno para celebrar su presencia mediante un banquete en el Hôtel du Mouton d’Or, seguido de una recepción en la Fondation Universitaire de la Universidad de Bruselas, en una de cuyas salas Vanderborght recordó a los asistentes a aquella velada que ellos fueron los primeros que en Bélgica protestaron por la deportación que Primo de Rivera había decretado contra Unamuno, y evocó el paseo que la noche anterior habían dado por el popular barrio de Les Marolles . Su discurso fue publicado posteriormente en la revista literaria Renaissance d’Occident.

Le siguió Unamuno con unas palabras de agradecimiento a sus nuevos amigos y continuó con la lectura de un fragmento de su Cristo de Velázquez en francés, recibiendo una prolongada ovación. Ghelderode señalaba: “Conociendo mal el francés, pero poseyendo una clarividencia sorprendente de nuestra lengua, se esforzó en hacer penetrar a los asistentes en el sentido de su obra”. No obstante, por si surgía alguna dificultad con el idioma, le acompañó el traductor español Aznar Casanova. Al finalizar el acto, los participantes, en su mayoría estudiantes universitarios, mostraron a Unamuno las calles del barrio de La Chapelle. Sin duda, el acontecimiento supuso un hito importante en la historia de las relaciones culturales entre España y Bélgica.

Al día siguiente le llevaron a la ciudad flamenca de Gante, lugar de nacimiento del Emperador Carlos V, enseñándole sus edificios históricos y los famosos canales. En aquellas inolvidables jornadas también conoció al escritor parisino Lèon Bazalguette, íntimo amigo del austriaco Stefan Zweig, ambos ensayistas, biógrafos y críticos literarios.

De hecho, aquel círculo promovido por Paul Vanderborght y Pierre Bourgeois, principales, mentores de la agrupación, estuvo compuesto principalmente por escritores belgas de lengua francesa, que estrecharon lazos con escritores de países vecinos como Francia, Inglaterra, Alemania y Holanda. En otras ocasiones también fueron invitados a participar en sus actividades Paul Valéry, Stefan Zweig, Georges Bernanos, Le Corbusier, Louis Jouvet …

Una vez que Unamuno regresó a París, el 14 de agosto, escribió una carta a Vanderborght en la que le agradeció la inolvidable velada del día 11 en la Fundación Universitaria. También recuerda el retrato que le realizó el pintor Lebrun y manda saludos al traductor español Aznar Casanova, expresándole su deseo de volver a pasear algún día con él por la Rue Haute de Bruselas.

 

3.- ESCASOS DATOS DE SU PRESENCIA EN BÉLGICA

Las biografías de Miguel de Unamuno apenas mencionan su presencia en Bélgica. Tan sólo Frederik Verbeke, profesor de la Universidad del País Vasco, ha aportado un esclarecedor estudio: “Anotaciones sobre Unamuno y su estancia en Bruselas de 1924”. Verbeke hace hincapié en la afinidad entre Paul Vanderborght y Miguel de Unamuno. Según su análisis, se encontraron en Bruselas en 1924 poco después del golpe militar de Primo de Rivera y del exilio de Unamuno en Francia, y ahí empezó una fructífera relación que permitió el intercambio de reflexiones entre los dos literatos.

Verbeke señala que “Paul Vanderborght recurrió a la colaboración de Unamuno” para crear las Amistades Hispano-Belga-Americanas, “un grupo literario, artístico e intelectual” de los años treinta que tenía como objeto “intensificar y consolidar el acercamiento entre escritores, artistas e intelectuales de España y Bélgica”. Aunque no conocemos los pormenores de esta colaboración, resulta evidente que la amistad entre Vanderborght y Unamuno animó a otros poetas españoles a participar en aquel grupo literario de Bruselas.

Por su parte, Reine Meylaerts y Diana Roig-Sanz señalan algunos de los miembros españoles que se asociaron al grupo: Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Luis Araquistaín, Azorín, Luis Cernuda, Ramón Gaya, Giménez Caballero, Jacinto Grau, Juan Guerrero Ruiz, Antonio Machado, Salvador de Madariaga, Gregorio Marañón, Ramón Menéndez Pidal, Antonio Marichalar, Pedro Salinas y Salvador Albert.

 

4.- EL COMITÉ RUPERT BROOKE

Paul Vanderborght asumió el papel de mediador cultural entre Bélgica y España. Junto a su colaborador Pierre Bourgeois, no sólo gestaron las Amistades Hispano-Belga-Americanas, también abrieron un centro de acción en el Cairo. Allí, Vanderborght se trasladó en 1925 para residir hasta 1930. Además, en 1929 crearon el Comité Rupert Brooke de intelectuales pacifistas del periodo de entreguerras, de carácter internacional, formado por un importante número de escritores de Europa, América y Oriente.

El 3 de febrero de 1930, Vanderborght escribe a Miguel de Unamuno, que ya había regresado a Salamanca después de seis años de destierro y exilio, y le pide apoyo y adhesión al mencionado Comité, con el fin de erigir una estatua en la isla griega de Skyros, en el Mar Egeo. Se trataba de un monumento dedicado al poeta británico Rupert Brooke, a quien el irlandés William Butler consideraba “el hombre más guapo de Inglaterra”, que allí había muerto en 1915, a los veintiocho años de edad, en el transcurso de la Gran Guerra Europea, así como a la Poesía Universal con la pretensión de mantener la paz y la cordialidad entre todos los países del mundo. El 24 de enero de 1930, Unamuno respondió a Vanderborght formalizando la adhesión para tan justa causa.

El primer ministro griego Elefthérios Venizélos fue designado presidente del Comité, y Paul Vanderborght el secretario general. Éste fue organizando los diferentes comités nacionales. En España participaron Américo Castro, Guillermo de Torre, Ramón Gómez de la Serna, Jorge Guillen, Antonio Marichalar, Eugenio d’Ors y Miguel de Unamuno.

En otros países contaron con personalidades tan destacadas como Winston Churchill, Giuseppe Ungareti, Jean Cassou, Paul Claudel, George Duhamel, André Gide. Jean Giraudoux, André Maurois, Paul Valéry, Manuel Ugarte, Gabriela Mistral, Alfonso Reyes, Rabindranath Tagore, Kostantinos Kaváfis, Nikos Kazantzakis, Ernst Robert Curtius … una nómina de 150 intelectuales.

(Foto. Bruselas. Grand Place. visit.brussels)

 

 

Miguel de Unamuno. Junto al Grand Palais. París. (BNF)

 

Revista La Lanterne Sourde

 

Fundación Universitaria. Bruselas

 

El poeta Paul Vanderborght

 

El poeta Pierre Bourgeois

 

El poeta Rupert Boooke

 

Inauguración del monumento a Rupert Brooke

 

 

ÍNDICE DE TEMAS. ACCESO 

Compartir Con:
Califica este Artículo

fernandopema@hotmail.com

Sin comentarios

Lo sentimos, el formulario de comentarios está cerrado en este momento.